Mi confesión
Publicado: Sab Jun 01, 2013 01:44
Mi amiga Claudia, de 36 años, se casó en Octubre del año pasado. Una semana antes celebramos su despedida de soltera en un lugar apropiado para ello: restaurante-sala donde se celebran convenciones de todo tipo.
La cena estuvo estupenda. Muy bien servida, todo exquisito y una atención inmejorable... hasta el punto que uno de los dueños (de lo más excitante y sexy que he visto en restauración nunca) nos acompañó durante un largo tiempo y al despedirnos nos dio pases para un local muy céntrico de un amigo suyo.
Tras un par de cócteles y la consiguiente euforia que íbamos adquiriendo nos dirigimos a el lugar indicado. Apoyada en el ropero escuché :
- ¿Te acuerdas de mí? -
Su sonrisa denotaba que la pregunta sobraba. Claro que me acordaba de él. Me impactó tanto que no podía olvidarlo. Y con lo caliente que estaba yo.
- Estoy preparando una sala VIP para unos amigos.... podrías acompañarme...-
Sin dudarlo un instante, le dije que sí con la cabeza. Sabía que no tendría otra oportunidad para follármelo.
Según subíamos me dijo:- Dirigete hacia el baño -.
Así lo hice y justo al lado había una puerta con un letrero de "Privado".
Empecé a chupársela con suavidad. Me imaginaba en la cama con él, comiéndole aquél miembro mientras él me acariciaba los pechos y mis humedecidos y calientes labios a esas horas. Mis pezones iban a estallar. Hasta notaba cierto dolor que me agradaba. Sentía por mi cuerpo una sensación que jamás había experimentado. Estaba dispuesta a follar toda la noche con él si me lo pedía. Y me leyó el pensamiento.
Me ocurrió lo que nunca: correrme cuatro veces seguidas en un tiempo que se me hizo escaso. Los orgasmos eran intensísimos. Dos veces me corrí con su cabeza entre mis piernas, su lengua jugando con mi clítoris, abultado y ardiente; otra cuando me apoyo boca abajo sobre la mesa, puso su cuerpo sobre mí y noté como me embestía, sujetándome por los hombros y haciendo que mi cuerpo temblara mientras la notaba clavada en mí hasta el fondo y sin poderme escapar ; y por último cuando le mamé su polla, hasta lo más hondo de mi garganta, con tanta ansiedad, mientras le decía:
- Córrete, córrete !-
Por fin lo hizo y me hizo sentir su cálido y denso semen al tiempo que yo experimentaba el cuarto orgasmo. Nunca disfruté tanto como en ese momento.
Recuperamos nuestro estado original y compostura y regresé con las chicas. La fiesta de despedida se acabó y cada cual volvió a su casa no sin antes desear encontrarnos en otra igual. Aquella noche hubo gente que disfrutó muchísimo del sexo masculino (mi amiga Sonia, Ana, Carla, la otra Ana... y yo misma, que disfruté como nunca).
La cena estuvo estupenda. Muy bien servida, todo exquisito y una atención inmejorable... hasta el punto que uno de los dueños (de lo más excitante y sexy que he visto en restauración nunca) nos acompañó durante un largo tiempo y al despedirnos nos dio pases para un local muy céntrico de un amigo suyo.
Tras un par de cócteles y la consiguiente euforia que íbamos adquiriendo nos dirigimos a el lugar indicado. Apoyada en el ropero escuché :
- ¿Te acuerdas de mí? -
Su sonrisa denotaba que la pregunta sobraba. Claro que me acordaba de él. Me impactó tanto que no podía olvidarlo. Y con lo caliente que estaba yo.
- Estoy preparando una sala VIP para unos amigos.... podrías acompañarme...-
Sin dudarlo un instante, le dije que sí con la cabeza. Sabía que no tendría otra oportunidad para follármelo.
Según subíamos me dijo:- Dirigete hacia el baño -.
Así lo hice y justo al lado había una puerta con un letrero de "Privado".
Empecé a chupársela con suavidad. Me imaginaba en la cama con él, comiéndole aquél miembro mientras él me acariciaba los pechos y mis humedecidos y calientes labios a esas horas. Mis pezones iban a estallar. Hasta notaba cierto dolor que me agradaba. Sentía por mi cuerpo una sensación que jamás había experimentado. Estaba dispuesta a follar toda la noche con él si me lo pedía. Y me leyó el pensamiento.
Me ocurrió lo que nunca: correrme cuatro veces seguidas en un tiempo que se me hizo escaso. Los orgasmos eran intensísimos. Dos veces me corrí con su cabeza entre mis piernas, su lengua jugando con mi clítoris, abultado y ardiente; otra cuando me apoyo boca abajo sobre la mesa, puso su cuerpo sobre mí y noté como me embestía, sujetándome por los hombros y haciendo que mi cuerpo temblara mientras la notaba clavada en mí hasta el fondo y sin poderme escapar ; y por último cuando le mamé su polla, hasta lo más hondo de mi garganta, con tanta ansiedad, mientras le decía:
- Córrete, córrete !-
Por fin lo hizo y me hizo sentir su cálido y denso semen al tiempo que yo experimentaba el cuarto orgasmo. Nunca disfruté tanto como en ese momento.
Recuperamos nuestro estado original y compostura y regresé con las chicas. La fiesta de despedida se acabó y cada cual volvió a su casa no sin antes desear encontrarnos en otra igual. Aquella noche hubo gente que disfrutó muchísimo del sexo masculino (mi amiga Sonia, Ana, Carla, la otra Ana... y yo misma, que disfruté como nunca).