Se acercan dos colegas a un club de carretera más cutre que el tanga de Rappel y se dirigen a la barra. Allí sólo quedaba una camarera que tenía más años que el andar a pie, con todo el rimel corrido, sin la mitad de los dientes, enseñando unas bragas tipo mesa camilla con más agujeros que una convención de coños. La tía con unos andares de andar escocida y con una mano rascándose la "fañagüeta" les pregunta:
- A ver, ¿que cojones queréis beber?
El primero le dice:
- Un café con leche, señorita.
La tía, se acerca a la sucia cafetera, pilla un paquete de azúcar todo pringoso, una cucharilla llena de roña y hace el café solo. Se acerca al individuo, le pone su café, y de repente se saca una teta toda arrugada, llena de pelos y con más granos que un certamen de pajilleros y empieza a estrujársela hasta que consigue sacar leche para completar la taza de café.
Ante el espectáculo dantesco, los dos individuos comienzan a tener arcadas y están a punto de potar.
La lumi-camarera se acerca al segundo, que estaba a punto de echar hasta la bilis y le pregunta:
- Y tú, capullo, ¿qué tomas?. A lo que el tío responde acojonado.
- Hombre, yo es que iba a pedir un zumo de tomate, pero mejor me pone una cocacola.