Por motivos de trabajo y con la historia del Covid, me tuve que hospedar unos días en un apartahotel, el primer día que llegue, me encontré delante del edificio como despistada, con su maleta, a una tía alta, 1,80 por lo menos, pelo negro, abrigo negro de plumas, botas altas también negra, un pivon, aunque estaba de espalda; una vez se giro, ya puede ver, detrás de una mascarilla negra con brillantes, unos ojos verdes preciosos, unos rasgos muy marcados en la cara, lo que hacía pensar que se podía tratar de una “shemale”, que me encanta y ya me puso a mil, sin aún ver las tetas tan bonitas que se intuían detrás de aquel jersey de cuello alto! Nos quedamos mirando, uno al otro unos segundos, como diciéndonos, lo mucho que nos gustaba lo que los escondíamos.
Yo me fui para mi apartamento, me puse ropa cómoda y después de un rato de descanso y de pensar en la “Bella cábala” me di cuenta que tenía que lavar ropa, el apartahotel disponía en el sótano de una zona de lavandería, cogí lo que tenía que lavar y me fui para el sótano!
Cual es mi sorpresa, cuando entro en la lavandería y veo a la “bella cabala” allí, metiendo sensualmente sus cosas en la lavadora, ya estaba con ropa informal, malla ajustada y un top a juego, se agachaba, sin doblar las rodillas, con lo que su potente culo resaltaba como un Dulce para comer, estábamos solos! Me dice, hola y si se como funciona aquello, con una voz sensual, provocativa y que ya me dejaba claro, lo que la “bella cabala” tenía entre las piernas! Le dije, que la ayudaba si ella quería, a lo que asintió con una mirada pícara y perversa, siguió de espaldas, con lo cual me acerqué a ella por la espalda, pasando mis brazos alrededor suyo, para enseñarle cómo activar la máquina, aunque lo que realmente sintió activa fue mi verga rozándole el culo al acercarme, entinces susurró un: uuuummm que rico! Lo cual ya me puso como una bestia en celo y mi verga dura, como lo estaba ese culo precioso. De repente se gira y empieza a comer los morros como una loba en celo, cerramos la puerta de la lavandería y empezó el espectáculo!
Le quite el top, para comerle las tetas, grandes y duras, a la vez que le mordisqueaba los pezones, ella daba gemidos cada mordida y los intentaba apartar, pero de esa manera que se ve que quita inconsciente y vuelve porque le encanta y pone cachonda; después fui bajando mi lengua, entreteniéndome en su ombligo con piercing, para después bajarle malla y tanga con mis dientes, saliendo de allí como un resorte una polla dura, grande, venosa, se la empecé a comer, como aquel manjar se merecía, tragándomela hasta que me daban acardas, de vez en cuando metiendo mi lengua por detrás de sus huevos y lamiéndole hasta el culo