Mi primera experiencia: Cruising, Voyerismo Exhibicionismo.

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Alba-malagueña
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Mi primera experiencia: Cruising, Voyerismo Exhibicionismo.

Mensajepor Alba-malagueña » Mar Nov 05, 2013 13:27

Su mirada no dejaba libre la mía, aun siento el calor en mi piel, ante lo acontecido minutos antes. Él, se encontraba perplejo y fascinado a la vez.
El estupor de no saber, bien que sucedió, es lo maravilloso de esta historia.

Tras nuestra conversación telefónica, comprobé que algo singular iba a acontecer, mi cabecita agolpaba y deseaba dar a conocer, otra de mis fantasías.
¿Cómo iba a imaginar que una sola palabra desencadenaría tal experiencia?

Me comento, que había sido seleccionado la pasada navidad para un calendario benéfico y que me había enviado imágenes suyas a mí correo; para que observara su cuerpo, al igual que Él, había hecho con las mías anteriormente.
Es un Adonis, sin pudor mostraba su cuerpo inmaculadamente depilado, vigoroso, torneado, cincelado en el gimnasio. En un posado muy sugerente, su indumentaria me hizo constatar su profesión… “Era Bombero”.
¡¡Que fuerte pensé, mientras dibujaba una sospechosa sonrisa en mi cara!! Esto; provoco en mí una reacción, en ese preciso instante, necesitaba sentir en mi piel, su calor, su sabor, su esencia.


El telefonillo sonó justo a tiempo, ya me encontraba vestida, mi vestido rojo era digno para esta ocasión; bien ceñido, dejando una fila de botones a lo largo de mi espalda, insinuaba que bajo el, llevaba ligueros. Sólo me faltaba coger el bolso y apagar la luz. Al salir y encaminarme por aquel pasillo, al soniquete de mis tacones, mis pasos sonaban seguros.
Nuestros ojos se encontraron tras el cristal del portal, siendo una amplia sonrisa su bienvenida. Me acompaño a subir al coche. Y ya en su interior, me dio un sutil beso en el cuello y me entrego mi soñado regalo, la representación de mi deseo.



“Este regalo es muy inusual Alba, nunca una chica me pidió algo así” ¡¡Me lo imagino, (sonreí), a mí me ha encantado!! Muchísimas gracias, conteste.
Mi ansiado presente, se encontraba envuelto, mis dedos ansiosos rasgaron aquel delicado papel de seda, comprobando que eran… mis ansiadas bridas, si sí unas bridas, pero estas eran especiales… de acero inoxidable. Imaginad, son las que se utilizan para extracción de terminales. ¿Pensareis, porque me apetecía este juego?, pues porque determine, simular ser violada.
La secuencia seria que mi secuestrador, me llevaría al campo, monte o lugar apartado y ya en allí, me obligaría a salir y a desnudarme, me sujetaría con las bridas a un árbol, mesa o banco que hubiese y colocándome a su antojo. Me ataría las muñecas, las piernas o los tobillos, bien abiertos o cerrados, dejándome en la posición anhelada, a mi amparo. Tras ello, se ausentaría, dejaría pasar un rato, regresando sigiloso sobre sus pasos a consumar su aberración.

Nos encaminamos hacia un mirador, próximo a la ciudad, ya el atardecer se despedía con un soplo de brisa cálida, al llegar, mire a mi alrededor y entre la arboleda que había tras de nosotros, percibí posicionados varios vehículos, sonreí pícaramente.

Él, bajo del coche y me abrió la puerta, cogiéndome de la mano, me ayudo a salir y ya fuera, me llevo hacia la parte delantera y sentándose en el borde del capo me aprisiono contra su pecho, como no dejándome escapar. Me dio un arrebatador beso de tornillo, su lengua larga y gruesa, entrelazaba y succionaba la mía; mientras me mordía los labios y me giro, apoyándome contra sus muslos, mi culo encajo perfectamente, al grosor de su miembro marcado.
Un escalofrío me recorrió la espalda, era la punta de su lengua ensalivando mi nuca. No olvidare esa sensación, de la brisa secándola después.

Me acaricio sutilmente las piernas, intentando llegar con las puntas de sus dedos a mí preciado tesoro, comprobando que no portaba prenda alguna, apretó mis caderas y tiro de mis ligas más a él, percatándose de la humedad que manaba de mi interior, me introdujo dos dedos. Me hizo lamer cada uno, saciándose de mi lengua tras ello.

Sin mediar palabra, me cogió fuertemente por la muñeca y quiso arrastrarme hacia el interior de la arboleda, la fechoría ya estaba en marcha, le inste, a que parase un segundo, mi visión dio un giro inesperado, ante lo que allí podía acontecer, negocie y consensue con mi secuestrador, una variante. Esta seria, atarle con mis bridas, yo a él y poseerlo, cual animal preso a mi juicio… Y así lo hice.

Le obligue a tumbarse sobre el capo y que alzara sus brazos, le sujete primero una muñeca, luego la otra… a los limpiaparabrisas, desabroche su camisa, dejando a la vista su pecho, su torso, sus abdominales, su bajo vientre.
¡¡Oooh, muñeco, dije!! Mordiéndome los labios.
Deslice su cinturón lentamente y tras tenerlo en mis manos, me gire lentamente y poniendo mi culo en pompa y tras posicionarme sobre sus tobillos, me incline y juntándolos, los ate también.



Que festín pensé, dulce bocado para mi lujuriosa mente, Él atónito, me miraba expectante, mordiendo sus labios sin parar; me aproxime más y colocando un pie en la defensa del coche, me incline sobre sus pantalones y se los baje de un golpe en seco a los tobillos y contemple que tampoco llevaba ropa interior, reí a carcajadas, ¡¡Cabrón, me has leído el pensamiento, dije!! Creí que eso te complacería, respondió.

Sujete sus testículos ya desnudos con mi mano y con la otra libre retire el pañuelo que llevaba en mi cuello, teniéndolos ya bien alzados, los encinte, apretándolos fuertemente, era fastuoso el ver como se enrojecían, amoratando y alzando su miembro, por tal contención.

Pasee alrededor del coche, estudiando, todo los ángulos por los que atacaría, sus brazos fueron lo primero, los lamí desde la axila a la muñeca, desde la cintura a la axila, cual reptil, sacaba mi lengua ávida, mordisqueando lo que encontraba a mi paso, sus pezones se contraían al contacto de mis pellizcos, mi caliente saliva y mis dientes.

Recorrí su ombligo después, su pelvis, su miembro, como sudaba el condenado, mi boca buscaba hacer una felación bien profunda, sentía como mi saliva era cada vez más densa y quise darle su protagonismo dejando que resbalase desde su glande a su tronco, desbordándose en sus testículos, su pelvis, sus muslos, ya estaba bien lubricado para iniciar mi cabalgada, me puse de rodillas sobre él y de un solo gesto me penetro muy profundamente, deje escapar un quejido de mi garganta.

Acompasadamente movía mis caderas estregando y frotando mi vulva sobre su musculada pelvis, me sujete las nalgas para abrirlas más aun con mis manos, dejando así, más cabida para su miembro. Botaba sobre ella una y otra y otra vez, mientras mis senos se movían al son de mis contoneos, estaba tan ensimismada en mi juego, que no me percate de lo que estaba ocurriendo a nuestro alrededor, varias parejas, bajaron de sus vehículos, acercándose tímidamente entre la arboleda, con la intención de mirar lo que hacíamos.

Decidí ir subiendo el tono, así que clame, ¡¡Dios que pollón tienes perro, me encanta lo gorda que esta!! ¡¡Mírame, como boto sobre tus huevos!! Que placer, que odisea de saliva y flujo.

Atisbe que entre los arremolinados personajes que allí se encontraban, una chica joven no perdía ripio, mientras masturbaba salvajemente a su compañero, mantenía clavada la mirada en el miembro de mi secuestrado y alzando mi mano hacia ella, la atraje hasta su anhelado trofeo, le coloque sus manos agarrando sus testículos, en lo que se la introduje en su boca, me deslice, sobre el torso húmedo de mi secuestrado, acercándole mi caramelo a su entretenida boca, como recorría cada espacio de este ¡¡Madre mía, que gusto!!




La invitada, ayudada por su secuaz, se dejó penetrar desde atrás, el movimiento de sus nalgas producía un sonido bastante reconocible entre todos los presentes, observe como seguían aproximándose algunos asistentes más rezagados, que inicialmente solo miraban desde sus vehículos, entre ellos, se admitían felaciones salvajes y tocamientos por parte de unos, otros envestían a sus compañeras, sin pudor, según apetencias, vaginalmente, analmente.

Aun sobre él, me gire y apoye mi espalda, quedándome pegada a su pecho, mis tacones tocaban sobre la delicada chapa del capo, cuando me introduje su miembro de nuevo. Mis manos se apoyaban ahora sobre su pecho, alzando mi cuerpo sobre él, cual una ligera pluma. Subía y bajaba mi pelvis incontroladamente, comprobando ya que no faltaba mucho para culminar mi juego… grite a las féminas asistente ¿Queréis saciaros de mi miembro erecto, os apetecería lamer el falo de mi hombre?

Un silencio sepulcral y momentáneo se rompió con algunas afirmaciones y así lo hicieron, perpleja pero cautivada, por el resultado, arrastre mis piernas hacia atrás de nuevo, quedándome prácticamente sobre la luna del cristal delantero, me incorpore un poco y pellizcándome fuertemente un pezón, con mi mano libre, palmotee mi vulva, consiguiendo llenar la boca de mi secuestrado, de mi orina y flujo caliente, a la par, la corrida de mi hombre fue salvaje, depositando su semen en la boca de aquella individua que jadeaba con ella, tras correrse también. Del resto, algunos se corrieron sobre los muslos de mi hombre, pero solo uno, lo hizo en sus pies. Otros en los pechos o en las bocas de sus amantes.

Las miradas de “mis voyeurs”, eran insinuativas, lascivas y cómplices en su despedida. Cada uno volvió a su punto inicial, mientras saque y cogí las tenacillas de la caja de herramientas y corte las bridas de mi compañero, confirmando en su sensual sonrisa, como seguía mordiéndose los labios. Me atrapo con su mirada, no siendo ya libre.

Besos súper dulces. Alba - malagueña

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