Mensajepor ducados » Dom Ago 07, 2011 23:39
El fuego surtía en mis venas, la ansiedad del fuego me hacía ver la oscuridad de la ciudad en su estado más puro, sentía que necesitaba jugar con el fuego intenso de mi cuerpo, Tenía la voracidad dentro de mi alma, era la lujuria en estado puro, mi pensamiento solo era uno, mi cuerpo me pedía calor, mi sexualidad sentía un la necesidad de ser explorada más allá de la realidad creada por uno mismo.
Sentía la tormenta dentro de mi cabeza, Sentía la complicidad de mi zona viril, quizás era el destino tantas veces buscado y nunca uno lo llega a encontrar del todo, Buscaba a la musa del Eden, buscaba mi referencia sexual y real, Era el día apropiado para encontrar a una persona que supiera sentir lo que yo siento, se que es difícil, pero yo lo he conseguido.
Me abrieron la puerta, entre al jardín secreto de la sexualidad permanente, mis pasos eran dubitativos, mi seguridad se convirtió en sexualidad y morbosidad elevada al infinito nunca conquistado, ahí estaba Ana, la chica de los sueños conquistados, con su mirada penetrante, iba vestida tan sexual que solo podía fijarme en su manera de mirarme, me penetraba con la mirada, me sentía deseado, me sentía que iba ser mi gran momento, iba tener una mujer real.
Ana es una chica con iniciativa y sobre todo con una fuerza tanto física como mental, se acercó donde yo estaba, y sin mediar palabra alguna y una elegancia sexual me dio el primer beso de nuestro momento lujurioso, su fuerza física me costaba hacerla mía, me hecho contra la pared de una manera brusca pero llena de pasión, y con una facilidad tremenda me demostró su fortaleza física y que era ella quien dominaba la situación, me cogió en brazos, era un juguete en sus manos, a mi la sensación me daba un morbo brutal, con que facilidad me cogió me llevo a un espejo que había en la habitación en brazos y empezó a mirarse, dios que morbo una chica fuerte y cogiendo en brazos a un chico, lo hizo con una sensualidad que yo tenía un fuego que me recorría todo mi cuerpo.
En sus brazos y estando a su merced, empezó a darme unos besos húmedos que eran el paraíso terrenal para mi, que manera de besar tiene esta chica, su lengua recorría con una magia real toda mi boca, su saliva se mezclaba con la mía, yo ya estaba todo palote, era su CHIQUITIN, me hecho a la cama y ahí empezamos a jugar, nuestras lenguas se retozaban en el infierno lujurioso, dios que besos da esta chica…
No pude aguantar más, y la dije que si quería que le comiese su secreto oculto, ella me dio la bendición, y ahí empecé yo a comer su jardín sexual, tiene una vagina perfecta, es preciosa como lubrica ella por si misma, empecé a darle unos besos sensuales, notaba que se excitaba de manera sugerente, mi lengua recorría todo su lado oculto, empecé a comer de izquierda a derecha, derecha a izquierda, era todo pasión mientras la comía tocaba sus gloriosos pechos, sus pezones se ponía duros cada vez más yo me notaba que estaba totalmente erecto, sus gemidos eran profundo e intensos y mi pensamiento solo tenía una meta que era conquistar el fuego que unió nuestro destino.
Notaba Ana excitada al mil por mil, es una autentica amazona del sexo, tiene un fondo físico que hace temblar los cimientos del infinito, y fue cuando llego el arte que lleva dentro Ana empezó a besarme mi miembro viril, con que arte lo hacía, es la referencia del sexo oral, que ensalivación, su mirada era todo un poema, Me sentía un hombre en el paraíso eterno de la tierra prometida, me puso sentado en la cama en frente al espejo, tenía una vistas brutales, me estaba viendo en el espejo mientras me besaba con la pasión del fuego, yo la tocaba sus grandes y perfectos pechos, el ritmo que empezaba coger la situación me hacía presagiar un gran encuentro sexual.
Los dos teníamos ganas de penetración, su vagina no paraba de lubricar, y mi pene estaba erecto, entonces fue cuando nos pusimos a cuatro a patas, nos miramos al espejo y el morbo en esa postura era brutal, yo le daba unos azotes, pero ella contestaba con más azotes, ella era la que seguía dominando la situación, cada vez que me daba un azote en mi culo me hacía brillar el deseo de las estrellas, le iba la marcha dominadora, yo era su muñeco, un muñeco que intentaba guerrear con una amazona sexual, mientras estabamos a cuatro patas ella no paraba de moverse para encontrar su punto de fuego…
Luego nos pusimos en la postura del misionero, ahí me dije a mismo, ahora domino yo.. eche todo mi peso hacia su cuerpo celestial, y la dije estoy penetrando y mandó yo… y con una facilidad tremenda de la excitación me volvió a levantar, estaba en el puto aire, la puse las piernas rectas de nuevo, para que sintiera más mi deseo devorar su fuego, no paraba ella y yo de gemir, mi objetivo era único… mi objetivo era que ella se corriese en mi boca… como podía hacerlo, pues comiendo su preciosa vagina.
La dije que se pusiera mirando al espejo, que le iba comer su vagina, solo de pensarlo creo que se puso como una moto, y así lo hice, porque repito ella mandaba y yo hacía lo que ella quisera me tenía en sus redes completamente, empecé a comerla entera, mientras ella se miraba al espejo y gritaba de placer, yo quería hacerla feliz, y empecé con mi lengua a recorrer todo su clítoris, con una suavidad digna de ver, quería hacerlo paulatinamente, recrearme en su clítoris, me agarraba las manos en muestra de placer y sobre todo de complicidad…
Mis lametones iban cada vez más intensos, la aurora del amanecer era el destino de dos vagabundos del sexo como era ella y era yo…. Y fue cuando.. ella se corrió, diosss que gritos de placer y estabilidad sexual, me agarró fuerte la mano y me hizo participe de su orgasmo, era un sueño hecho realidad para mi, el orgasmo que nunca olvidaré en mi bendita vida,…
Ahora el turno mío y quise tener el orgasmo de una manera especial, se que ella no lo sabía en ese momento, pero quería tener un orgasmo sentido y sincero…
Y así fue me puse encima de ella (es super fuerte y me mola) era la posición del misionero, empecé a mirarla fijamente su cara, y su cara solo me desprendía pasión y sobre todo cariño y sensualidad hacia mi persona, la dije que me abrazara así mientras me daba unos besos que jamás olvidaré me dijo que gritara en mi orgasmo… así lo hice no por disimular sino porque era realmente lo que me apetecía después de haber estado con la chica de los sueños, estaba en la tierra prometida, este orgasmo que he tuve con ella nunca lo olvidaré por varias razones, una de ellas es porque si los sueños fueran reales, Ana sería el sueño de la majestad imperiosa del deseo.