Noté como apagaba la luz, pensé que se habría marchado pero no... Se acercó y se quedó en la ventana, un poco ocultándose pero yo pude ver como desde allí observaba cada uno de mis movimientos. Me di la vuelta para quitarme el vestido y me quedé en ropa interior. El hecho de saber que me estaba observando me estaba poniendo a mil. Solté mi pelo echando la cabeza hacia atrás mientras mis dedos lo recorrían para dejarlo alborotado y sensual. Me senté en la cama para quitarme las botas, dejándole ver mis piernas desnudas mientras las recorría con mis manos de abajo hasta arriba.
Me acerqué a la ventana para que me viese mejor y allí deje las botas. Eché un vistazo a la calle y por un segundo miré hacia su ventana y ahí estaba él, nuestras miradas coincidieron. El supo que yo lo había visto pero mi comportamiento no cambió, al contrario, lleve mi dedo a la boca, lo humedecí y fui bajándolo por mi cuello hasta llegar a mi sujetador.
Esbocé una sonrisa y echando mis manos hacia la espalda procedí a desabrocharlo. Seguí de pie, frente a mi ventana, sabía que no me quitaba ojo así que me di la vuelta y le mostré mi espalda desnuda. Aparté mi pelo para que tuviese mejor visión y procedí a quitarme el tanga. Mientras me agachaba lentamente el tanga iba resbalando por mis caderas y piernas hacia mis tobillos .Seguro que en esos momentos el ya se estaba masturbando. Tenía mi culo totalmente en pompa, el podía ver mi vulva que a esas alturas estaba ya empapada. Tiré el tanga al suelo y con mis manos comencé a separar mis nalgas y acariciármelas.
Me incorporé y me di la vuelta, sabía que él estaba deseando ver mis pechos blanquitos y firmes, con mis pezones rosados desafiantes por la excitación. Comencé a acariciarlos, estrujándolos y lamiendo mis pezones con la lengua, bajando una mano por mi vientre, hasta llegar a mis abultados y jugosos labios. Separé un poco mis piernas y comencé a frotarme el clítoris que ya lo tenía durito y dispuesto para darle el placer que me pedía.
Estuve así unos minutos hasta que decidí y sacar mi consolador. Me tumbé en mi cama, que estaba justo frente a la ventana, y me tumbé de modo que pudiese verlo todo y no se perdiese ni un detalle. Lo primero que hice fue lamer el consolador ,meterlo en mi boca para lubricarlo con mi saliva ,como si de una polla se tratase ,mientras que con la otra mano no dejaba de acariciarme el clítoris y meterme los deditos .Comencé a restregar el consolador por mi sexo, lubricándolo bien con mis flujos, pasándolo por mi clítoris, mis piernas estaban totalmente abiertas y yo estaba recostada en la cama cerrando mis ojos, mordiendo mis labios, dejándome arrastrar por esas sensaciones tan placenteras y por el morbo que me daba el ser observada y saber que mis actos harían llegar a un hombre al clímax.
Me introduje el consolador poco a poco, dejándole ver mis expresiones de placer, acariciándome con la otra mano y de vez en cuando mirándole para hacerle saber que todo esto se lo dedicaba a él. Metía y sacaba el consolador de mi vagina de vez en cuando frotándomelo; otras veces lo acercaba a mi boca y lo chupaba para volver a follarme y comprobar mi capacidad de acogida. Estaba disfrutando mucho, la excitación era extrema y los movimientos del juguete entrando y saliendo de mí eran veloces e imparables. Lo notaba salir mojado y caliente una y otra vez...mi espalda se empezó a contorsionar y mis jadeos se hicieron cada vez más intensos hasta que no pude más y notando que aquel desconocido también sentía urgencia de sexo, desnuda, húmeda y mirándole exploté excitada . Él respiraba agitado al tiempo que frotaba su virilidad ansiosa, tanto como mi boca por darle su merecida mamada y tragarme esa leche que ahora le corría por las manos y se escurría hasta el suelo....
Se aflojaron mis músculos y me desplomé. No podía moverme, no podía hablar. Estaba derrengada y exhausta, pero ... algo dentro de mí me decia que cualquier día nos reuniremos para hacer algo más que masturbarnos mirándonos el uno a otro.