Era el culpable de la situación. Yo había provocado la ira de la nena con una actitud cobarde en el pasado y, allí estaba ella reprochándomelo con los medios que tenía a su alcance. Chillaba, vociferaba, pataleaba, me insultaba y abofeteaba, pero mi pose era firme. Soporté de manera estoica su desah...